China despierta lentamente. Pese a las turbulencias en el mercado de la vivienda y la débil demanda, el Banco Mundial ha elevado sus previsiones de crecimiento para el gigante asiático de cara a este año y el próximo: cerrará 2024 con un alza del PIB del 4,9%, y en 2025 se apuntará un ulterior incremento del 4,5%. El organismo multilateral mejora así sus pronósticos en una décima para este ejercicio y en cuatro para el siguiente, pero lanza un aviso a navegantes: Pekín deberá profundizar en las reformas estructurales que ya ha inaugurado para mantener el vigor de la actividad y hacer frente a los desafíos tanto internos como externos.
