El nuevo primer ministro francés, François Bayrou, anunció esta semana a los integrantes de su Ejecutivo, que ya han tomado posesión de sus carteras. Se trata de un Gobierno que no logra ensanchar la base política de su antecesor y que, por tanto, no ofrece las garantías de estabilidad necesarias en un momento en el que Francia afronta el desafío de unas cuentas públicas en serio desorden, a la vez que la UE aborda el reto de las turbulencias asociadas al inminente regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
