
Juan Carlos Ramírez Michaca tiene 39 años y ya ha pasado por los penales de Chiconautla, el de Nezahualcóyotl y el de Chalco; los tres en el Estado de México. Y, finalmente, desde 2021, en el Centro Federal de Readaptación Social 13 (Cefereso), en el Estado de Oaxaca, a más de 600 kilómetros de donde vive su esposa Alejandra y sus dos hijos. Tras ser condenado a 70 años de cárcel y haber concluido ya 20 en estas cárceles y de atravesar una detención arbitraria, ser torturado por policías judiciales para que se declarara culpable, y de defender siempre su inocencia, Michaca, su familia, sus abogadas y un grupo de amigos piden desesperadamente su amnistía, aquella promesa de Andrés Manuel López Obrador que apuntaba a la salida de prisión de personas “encarceladas de manera injusta” y cuyas defensas y procesos no fueron llevados de forma adecuada.



