Lo sabemos, pero solo nos sobresalta cuando ocurre: todo tiene su fin. La voluntaria retirada de los tres directores del Sónar, Ricard Robles, Enric Palau y Sergio Caballero tras concebir y pilotar su criatura desde 1994, ha causado conmoción. Ahora llega la incertidumbre y las preguntas sobre el futuro de un festival que además, en la próxima edición y por primera vez en su historia, compartirá espacio en su vertiente diurna y nocturna. La separación física y conceptual de ambas era una de las marcas del acontecimiento que comenzó como una plataforma de difusión musical y ha evolucionado hacia la reflexión sobre la tecnología y la incorporación del arte multimedia. El Sónar, un festival de autor, se ha quedado sin sus autores.
